Un amigo mío me mandó un pequeño panfleto titulado Un intento de compartir la historia de 86 años de relación con el Señor. En él, Al Ackenheil destacaba a personas y eventos clave en su peregrinación de fe durante casi nueve décadas. Lo que, en su momento, parecían ser decisiones comunes (memorizar versículos bíblicos, reunirse a orar con otras personas, hablarles de Jesús a sus vecinos) se convirtieron en momentos cruciales que cambiaron la dirección de su vida. Fue fascinante leer cómo la mano de Dios lo guió y animó.
El salmista escribió: «Por el Señor son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino» (Salmo 37:23). El pasaje continúa con una hermosa descripción del fiel cuidado de Dios para todos lo que desean caminar con Él: «La ley de su Dios está en su corazón; por tanto, sus pies no resbalarán» (v. 31).
Todos podríamos reflexionar y elaborar un registro de la guía y la fidelidad del Señor, demostradas a través de personas, lugares y experiencias que son hitos en nuestro sendero de la fe. Cada recuerdo de la bondad de Dios nos anima a seguir andando con Él y a agradecerles a todos los que fueron una buena influencia en nuestra vida.
El Señor guía y guarda a todos los que caminan con Él.