Cuando Estella Pyfrom se retiró de la docencia, compró un autobús, lo equipó con computadoras y escritorios, y ahora conduce el «Autobús brillante» por el condado de Palm Beach, en Florida, Estados Unidos, brindándoles un lugar para hacer sus tareas y aprender tecnología a niños en situación de riesgo. De este modo, está ofreciendo seguridad y esperanza a quienes podrían verse tentados a dejar de lado su sueño de un mañana mejor.
En el siglo i, una avalancha de sufrimiento y desánimo amenazaba a la comunidad cristiana. El autor de Hebreos les escribió a estos seguidores de Cristo para que no abandonaran la confianza en su esperanza futura (2:1). Esa esperanza (la fe en Dios para la salvación y la entrada en el cielo) se encontraba en la persona y el sacrificio de Cristo. Cuando Él entró en el cielo, después de resucitar, confirmó esa esperanza (6:19-20). Como un ancla que se arroja al mar para evitar que el barco ande a la deriva, la muerte, resurrección y retorno de Cristo al cielo brindaban seguridad y estabilidad a los creyentes. Esta esperanza para el futuro no puede perderse ni se perderá nunca.
Jesús ancla nuestra alma para que no vaya a la deriva ni se aleje de la esperanza en Dios.