Misericordia y justicia
Cuando un acusado comparece ante un juez, se encuentra a merced del tribunal. Si es inocente, el tribunal debería ser un refugio. Pero, si es culpable, se espera que la corte lo castigue.
Regalo de esperanza
Cuando un poderoso tifón arrasó la ciudad de Tacloban, en Filipinas, en 2013, murieron aproximadamente 10.000 personas, y muchas otras que sobrevivieron se encontraron sin casa y sin trabajo. Los productos esenciales se volvieron escasos. Tres meses más tarde, mientras la ciudad todavía luchaba para recuperarse de la destrucción, un bebé nació al borde de un camino cerca de la ciudad, en medio de lluvias torrenciales y un fuerte viento. Aunque el clima traía recuerdos dolorosos, los habitantes trabajaron juntos para encontrar una partera y transportar a la madre y al recién nacido a una clínica. El bebé sobrevivió, creció y se transformó en un símbolo de esperanza durante una época de desesperación.
Este es mi lugar
Miles de hebras de tiempo, sucesos y personas se entretejen en el tapiz que llamamos lugar. Más que una casa, «lugar» es donde se juntan el significado, la pertenencia y la seguridad, cobijados bajo nuestros mejores esfuerzos de amor incondicional. Un lugar que nos evoca recuerdos profundamente guardados en el alma. Incluso si nuestro lugar no es perfecto, sentimos una poderosa y magnética atracción a permanecer allí.
Atajos peligrosos
Hace poco, cuando hubo elecciones en mi país, una madre necesitada a quien conozco cambió su voto por una bolsa de pañales. Ya habíamos hablado de los beneficios de cada candidato, así que su decisión me desilusionó. «¿Qué pasa con tus convicciones?», le pregunté.
Visitantes inoportunos
Hace poco, mi esposa Marlene y yo recibimos una llamada telefónica de nuestro hijo y su esposa, que estaban aterrados. La noche anterior, habían encontrado dos murciélagos en su casa. Sé que los murciélagos son una parte importante del ecosistema, pero no son mis favoritos entre las criaturas de Dios; en especial, cuando vuelan dentro de una casa.
Un buen nombre
El nombre de Charles Ponzi siempre se asociará con el fraude financiero que él transformó en un estilo de vida. Después de varios delitos financieros menores y breves encarcelamientos, a principios de la década de 1920, comenzó a ofrecerles a los inversores una ganancia del 50% sobre lo invertido en un plazo de 45 días, y del 100% en 90 días. Aunque parecía demasiado bueno para ser verdad, el dinero empezó a llover de todas partes. Ponzi utilizaba el capital de nuevos inversores para pagarles a los anteriores y así financiar su lujoso estilo de vida. Cuando su fraude fue descubierto en agosto de 1920, los inversores ya habían perdido 20 millones de dólares y 5 bancos habían cerrado. Ponzi pasó tres años en prisión, lo deportaron a Italia y murió sin un centavo, en 1949, a los 66 años.
Dios escucha
El día antes de la entrevista a Billy Graham en 1982 en un famoso programa televisivo en Estados Unidos, su director de relaciones públicas, Larry Ross, pidió una habitación privada para que Graham orara allí antes de la entrevista. Sin embargo, cuando el Sr. Graham llegó al estudio, su asistente le informó a Ross que el pastor no necesitaba la habitación. Le dijo: «El Sr. Graham comenzó a orar cuando se levantó esta mañana, oró mientras desayunaba, oró mientras veníamos en el auto, y es probable que siga orando mientras dure la entrevista». Más tarde, Ross declaró: «Esa fue una lección importante para mí como joven».
El intermediario
Imagina que estás parado al pie de una montaña, codo a codo con todos los integrantes de tu comunidad. Hay truenos y relámpagos, y escuchas el sonido ensordecedor de una trompeta. En medio de las llamas, Dios desciende sobre ese monte. La cima está cubierta de humo; todo empieza a temblar, y tú también (Éxodo 19:16-20).
Espejos
Cuando Moisés reunió a los hijos de Israel para comenzar a trabajar en el tabernáculo (Éxodo 35–39), llamó a Bezaleel, un talentoso artesano, para que ayudara a fabricar el mobiliario. Se les pidió a ciertas mujeres que llevaran sus hermosos espejos de bronce para hacer la fuente de ese mismo metal que él estaba construyendo (38:8). Ellas los donaron para ayudar a preparar un lugar donde habitaría la presencia de Dios.
¡Pásame los binoculares!
Cuando estaba en la escuela primaria, mi amigo Kent y yo solíamos pasar tiempo mirando el cielo nocturno con un par de binoculares hechos en Alemania. Nos maravillábamos al ver las estrellas en el cielo y las montañas sobre la luna. Durante todo el anochecer, nos turnábamos diciendo: «¡Pásame los binoculares!».