Crac. Crac. ¡Paf! En los inicios de la era cinematográfica, los efectos de sala creaban sonidos para acompañar la acción de la historia. Apretar una bolsa de cuero llena de fécula de maíz imitaba el sonido de las pisadas sobre la nieve, agitar un par de guantes simulaba el aleteo de las aves y sacudir un palito delgado se parecía al silbido del viento. Para lograr que las películas resultaran lo más realistas posible, estos artistas utilizaban técnicas creativas para imitar sonidos.
Al igual que los sonidos, los mensajes también pueden imitarse. Una de las técnicas más usadas por Satanás es la de repetir mensajes de maneras espiritualmente peligrosas. En 2 Corintios 11:13-14, Pablo advierte: «Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz». El apóstol advierte sobre falsos maestros que buscan alejar nuestra atención de Jesucristo y el mensaje de su gracia.
Jesús enseñó que un propósito del Espíritu Santo es vivir en nosotros, y que, «cuando venga el Espíritu de verdad, él [nos] guiará a toda la verdad» (Juan 16:13). Con la ayuda y la guía del Espíritu, podemos encontrar la seguridad de la verdad en un mundo de mensajes falsos.