A menudo, vemos encuestas en las que le preguntan a la gente si es feliz, si está satisfecha con su trabajo o si disfruta de la vida. Pero nunca vi que preguntaran: «¿Eres santo?». ¿Cómo responderías a esta pregunta?
Un diccionario bíblico define la santidad como «separación para Dios y conducta adecuada de aquellos que son separados». El autor Frederick Buechner dijo que, cuando escribe sobre el carácter de una persona, «no hay nada más difícil de describir que la santidad». Añade: «La santidad no es una cualidad humana en absoluto, como lo es la virtud. […] no es algo que las personas hagan, sino lo que Dios hace en ellas».
Romanos 6 presenta el increíble regalo que Dios nos da a través de la fe en Cristo. «… somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva» (v. 4). La búsqueda de la santidad se produce día a día, cuando nos sometemos en obediencia al Señor, en lugar de seguir nuestros viejos caminos de gratificación personal. «… ahora quedaron libres del poder del pecado y se han hecho esclavos de Dios. Ahora hacen las cosas que llevan a la santidad y que dan como resultado la vida eterna» (v. 22 ntv).
¿Estás volviéndote más santo? Por la gracia y el poder de Dios, la respuesta puede ser un resonante: «¡Sí! Cada día más».