Mi hijita estaba de pie, temerosa, en el borde de la piscina. Como todavía no sabía nadar, estaba recién aprendiendo a sentirse cómoda en el agua. Su instructor la esperaba dentro de la piscina con los brazos extendidos. Mientras mi hija vacilaba, pude percibir las preguntas a través de sus ojos: ¿Me sostendrás? ¿Qué pasará si se me hunde la cabeza?
Quizá los israelitas se preguntaban qué podría suceder cuando cruzaran el río Jordán. ¿Podían confiar en que Dios haría aparecer el lecho seco? ¿Estaba Él guiando a Josué, su nuevo líder, como había guiado a Moisés? ¿Los ayudaría el Señor a derrotar a los amenazadores cananeos que vivían al otro lado del río?
Para averiguar las respuestas a estas preguntas, tenían que probar su fe mediante una acción: «… partió el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, con los sacerdotes delante del pueblo llevando el arca del pacto» (Josué 3:14). Poner en práctica su fe les permitió ver que Dios estaba con ellos, que seguía dirigiendo a Josué y que los ayudaría a establecerse en Canaán (vv. 7, 10, 17).
Si enfrentas una prueba de fe, puedes avanzar confiando en el carácter de Dios y en la infalibilidad de sus promesas. Depender del Señor te ayudará a dar un paso hacia donde Él desea que estés.