Lo que empezó como un campo vacío de unas 4,5 hectáreas en Belfast, Irlanda del Norte, terminó como el retrato más grande en una campiña británica. Deseo, del artista Jorge Rodríguez-Gerada, está hecho de 30.000 láminas de madera, 2.000 toneladas de tierra, otras 2.000 de arena, y diversos elementos tales como hierba, piedras y sogas.
Al principio, solamente el artista sabía cómo quedaría esa obra de arte. Contrató obreros y reclutó voluntarios para acarrear materiales y colocarlos en su lugar. Mientras trabajaban, casi no tenían idea de que surgiría algo tan asombroso. Pero así fue. Desde tierra, no dice mucho, pero, visto desde arriba, se observa un retrato gigantesco: la cara sonriente de una niña.
Dios está haciendo algo en mayor escala en el mundo. Él es el artista que ve el cuadro final y nosotros somos sus «colaboradores» (1 Corintios 3:9), que ayudamos a hacerlo realidad. Mediante el profeta Isaías, Dios le recordó a su pueblo que Él «está sentado sobre el círculo de la tierra» y «extiende los cielos como una cortina» (Isaías 40:22). No podemos ver el cuadro final, pero seguimos obrando por la fe, sabiendo que somos parte de una obra de arte asombrosa, hecha sobre la Tierra, pero que se ve mejor desde el cielo.