Durante años, el piano de mi esposa y mi banjo no se llevaban bien, y rara vez se relacionaban. Al tiempo, después de que ella me regaló una guitarra nueva para mi cumpleaños, dijo que tenía interés en aprender a ejecutar mi antiguo instrumento. Ella es muy talentosa para la música, así que, poco después, tocábamos canciones de alabanza con nuestras guitarras. Me gusta pensar que una nueva clase de «conexión de alabanza» ha llenado nuestro hogar.
Cuando el salmista fue inspirado para escribir sobre la adoración a Dios, comenzó con esta exhortación: «Cantad alegres al Señor, toda la tierra; levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos» (Salmo 98:4). Nos convocó a cantar «salmos al Señor» con instrumentos tales como arpas, trompetas y bocinas (vv. 5-6). Ordenó a todos los habitantes de la Tierra que cantaran «alegres al Señor» (v. 4). En esta poderosa orquesta de alabanza, el mar embravecido debe rugir exaltado; los ríos, aplaudir con sus manos; y los montes, cantar gozosos. Toda la raza humana y la creación son convocadas para alabar al Señor con un «cántico nuevo, porque ha hecho maravillas» (v. 1).
Unamos hoy nuestro corazón con otras personas y con la creación de Dios para cantar alabanzas al Creador y Redentor poderoso.