Recuerdos agradables inundaban mi mente mientras asistía a un concierto. El líder del grupo acababa de anunciar la próxima canción: «Tal como soy». Recordé cuando, años atrás, al terminar de predicar, el pastor de mi iglesia invitaba a las personas a pasar al frente para recibir a Cristo como Salvador, mientras nosotros cantábamos ese himno.
No obstante, el líder del grupo musical en aquel concierto sugirió que cantáramos esta canción en otro contexto. Comentó que le gustaba pensar que, un día, cuando muera y vaya a encontrarse con el Señor, le cantará con gratitud:
Tal como soy, sin más decir, que a otro yo no puedo ir, y tú me invitas a venir.
Bendito Cristo, vengo a ti.
Años antes de escribir esta canción, Charlotte Elliott le preguntó a un pastor cómo podía encontrar al Señor. Él le dijo: «Simplemente, ve a Él tal como eres». Ella lo hizo. Más tarde, durante un desalentador período de enfermedad, escribió este himno sobre el día en que acudió a Cristo y Él le perdonó sus pecados.
En su Palabra, el Señor nos alienta a buscarlo: «Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano» (Isaías 55:6). Y agrega: «A todos los sedientos: Venid a las aguas […]. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma» (vv. 1, 3).
Por la muerte y la resurrección de Cristo, podemos venir a Él ahora y estar juntos para la eternidad. ¡Tal como soy, vengo!