Alfredo camina por las calles de la ciudad buscando a Zaqueo, pero este no es el personaje bíblico, porque a ese, Jesús ya lo encontró. Alfredo y unos amigos que trabajan en un ministerio urbano hacen lo que Jesús hizo en Lucas 19. Recorren voluntariamente la ciudad para encontrarse con personas y ayudar a los necesitados.
Alfredo va casa por casa en su barrio, golpea a las puertas y les dice a los que se asoman: «Hola, soy Alfredo. ¿Tiene alguna necesidad por la cual puedo orar?». Esta es su manera de empezar una conversación (como Jesús lo hizo con el recaudador de impuestos) y ofrecer vida espiritual y esperanza, y, si es necesario, algún consejo.
Observa lo que hizo Jesús. Lucas simplemente señala que «iba pasando» por Jericó (Lucas 19:1). Por supuesto, como solía suceder cuando el Señor llegaba a un pueblo, se juntaba una multitud. Como Zaqueo tenía problemas de estatura, trepó a un árbol. Mientras Jesús pasaba, fue directamente hasta ese árbol y le dijo que tenía que visitar su casa. Aquel día, la salvación llegó al hogar de Zaqueo, porque Jesús «vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» (v. 10).
¿Estamos buscando Zaqueos? Personas así están en todas partes y necesitan a Jesús. ¿De qué manera podemos hablarles del amor de Cristo a quienes precisan al Salvador?