Hace varios años, durante una severa crisis económica mundial, muchos se quedaron sin trabajo. Lamentablemente, mi cuñado fue uno de ellos. Mi hermana me escribió sobre su situación diciendo que, aunque había incertidumbres, tenían paz porque sabían que Dios los cuidaría.
Los creyentes en Cristo pueden tener paz en medio de la incertidumbre porque están seguros de que nuestro Padre celestial ama a sus hijos y se ocupa de sus necesidades (Mateo 6:25-34). Podemos presentarle todas nuestras preocupaciones con una actitud de agradecimiento, confiando en que suplirá lo necesario y nos dará paz (Filipenses 4:6-7).
El apóstol Pablo escribe: «Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús» (v. 7). Decir que la paz de Dios sobrepasa todo entendimiento revela que no podemos explicarla, pero sí experimentarla mientras Él guarda nuestro corazón y mente.
Nuestra paz nace de la seguridad de que el Señor nos ama y controla todo. Es el único que nos da consuelo para calmar nuestros nervios, llenarnos de esperanza y permitir que nos relajemos aun en medio de cambios y desafíos.