Tras la muerte del pionero de la computación, Steve Jobs, en el 2011, más de 1.000.000 de personas en todo el mundo publicaron tributos en su nombre por Internet. El tema en común era el impacto que Jobs había producido en ellos. Afirmaban que sus vidas eran distintas gracias a sus innovaciones creativas, y anhelaban expresar su apreciación y su dolor. La pantalla de una tableta electrónica decía en letras grandes: iSad [Estoy Triste].
La gratitud impulsa la expresión, que es precisamente lo que describe el Salmo 107: «Díganlo los redimidos del Señor, los que ha redimido del poder del enemigo» (v. 2). Este salmo habla de personas con grandes problemas, que fueron libradas por Dios. Algunos eran vagabundos y tenían necesidades (vv. 4-5); otros se habían rebelado contra la Palabra del Señor (vv. 10-11); y otros estaban desesperados cuando clamaron a Dios (vv. 26-27). Él los rescató a todos. «Alaben la misericordia del Señor, y sus maravillas para con los hijos de los hombres» (vv. 8, 15, 21, 31).
Cuando consideramos la inmensidad del amor de Dios, su gracia al enviar a Jesucristo a morir por nosotros y resucitar, y todo aquello de lo que nos ha librado, ¡no podemos evitar alabarlo y querer contarles a los demás cómo nos cambió la vida!