Tomates gratis
Mientras ponía las bolsas con alimentos en la cajuela de mi automóvil, miré de reojo el vehículo de al lado. Sobre el asiento trasero, vi canastos llenos de tomates bien colorados, brillantes y grandes… con mejor aspecto que todos los que había visto en el supermercado. Segundos después, cuando apareció la dueña del auto, exclamé: «¡Qué tomates hermosos!». A lo que ella respondió: «Tuve una buena cosecha este año. ¿Le gustaría llevar algunos?». Sorprendida ante su disposición para compartir, los acepté gustosa. Me regaló varios tomates para que llevara a casa, ¡y sin duda, el sabor era tan bueno como su aspecto!