La obra Amadeus trata de un compositor del siglo xviii que busca entender la mente de Dios. El devoto Antonio Salieri tiene un profundo deseo, pero no el talento, de crear una música inmortal. Lo enfurece pensar que Dios, en cambio, ha derramado en abundancia la mayor capacidad musical hasta entonces conocida sobre el travieso Wolfgang Amadeus Mozart.

La obra plantea la misma cuestión que el libro de Job, pero a la inversa. El autor de Job se pregunta por qué Dios castiga al hombre más justo de la Tierra, mientras que el de Amadeus se cuestiona por qué recompensa a alguien tan poco merecedor.

La parábola de Jesús sobre los obreros y sus jornales sumamente injustos aborda sin rodeos esta controversia. El dueño del campo contrata a algunos ociosos que andaban por ahí «a la hora undécima» (Mateo 20:6-7). Los otros obreros, que habían trabajado todo el día, quedan atónitos cuando ven que todos reciben el mismo salario. ¿Qué empleador en su sano juicio pagaría la misma cantidad por una hora de trabajo que por doce?

Jesús no estaba hablando del aspecto económico, sino que su parábola se refería a la gracia, que no puede calcularse como el salario de un día. Dios da regalos, no salarios.