Los anuncios que dicen «¡en breve!» suelen aparecer antes de la llegada de espectáculos de entretenimiento o deportivos, o para lanzamientos de tecnología de última generación. El objetivo es generar expectativa y entusiasmo por lo que está por suceder, aunque todavía falten meses para que llegue.
Mientras leía Apocalipsis, en la Biblia, me impresionó la sensación de inmediatez que inunda todo el libro. En vez de decir: «Algún día, en un futuro distante, Jesucristo regresará a la Tierra», el texto está lleno de frases tales como «las cosas que deben suceder pronto» (1:1) y «el tiempo está cerca» (v. 3). Tres veces en el último capítulo, el Señor declara: «¡He aquí, vengo pronto!», «he aquí yo vengo pronto» y «ciertamente vengo en breve» (Apocalipsis 22:7, 12, 20).
¿Cómo puede ser… si ya han pasado 2.000 años desde que se escribieron esas palabras? «Pronto» no parece adecuarse a lo que nosotros entendemos como tiempo.
En lugar de concentrarse en la fecha de su retorno, el Señor está exhortándonos a colocar nuestro corazón sobre lo que Él prometió y que se cumplirá. Somos llamados a vivir para Él en esta era, «aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo» (Tito 2:13).