Fue un poco inusual, pero escuché la misma canción tres veces en el mismo día. Temprano por la tarde, estuve en un hogar de ancianos donde cantó un coro. Al terminar nuestro tiempo juntos, una de las residentes dijo al final de su oración: «Canten conmigo Cristo me ama». Al final de la tarde, asistí a una reunión de jóvenes, quienes la cantaron mientras seguían el ritmo con las manos y los pies. Por la noche, recibí un mensaje de texto en mi teléfono, con una grabación de mi sobrina nieta de dos años y medio que cantaba la misma canción con su dulce vocecita. Ese día, personas de más de 90 años, algunos jóvenes y una niñita entonaron la misma melodía.
Después de escucharla tres veces, empecé a pensar que el Señor tal vez quería decirme algo. En realidad, nos dio este mensaje hace mucho a todos los seres humanos: «Te amo». En Juan 19, leemos que permitió que algunos le pusieran una corona de espinas en la cabeza, se burlaran de Él, lo golpearan, lo desnudaran y lo crucificaran (vv. 1-6). Jesús tenía poder para detenerlos, pero habló muy poco (v. 11). Todo lo hizo por amor, para pagar el precio de nuestros pecados y rescatarnos del castigo que merecíamos.
¿Cuánto te ama Dios? Jesús extendió sus brazos y fue clavado en la cruz. Murió por nosotros… y después resucitó. Esta es una verdad preciosa tanto para los jóvenes como para los ancianos.