Entonces, ¿qué les dices a las personas cuando te preguntan,
«En realidad no crees en todo eso que está en la Biblia, ¿o
sí?»? De todos los argumentos que puedes usar para defender
tu fe, he aquí uno que nadie puede negar: «Yo creo en la Biblia
porque cumple el propósito de Dios en mi vida.»
Tal y como lo dice Dios en Isaías 55:11, «[Mi Palabra] no
volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el
propósito para el cual la envié.»

¿Alguna vez te has sentido totalmente condenado al escuchar
la enseñanza de la Palabra de Dios? ¿Alguna vez el Espíritu de
Dios ha usado Su Palabra como un rayo de luz, revelando tus
pensamientos y motivos específicos? Yo podría contarte acerca de
momentos cuando la Palabra de Dios me ha sacado la mugre. O,
¿alguna vez la Biblia ha producido una paz que trasciende todo
entendimiento? ¿Te ha dado fortaleza?

Desearía que pudieras ver lo que yo veo desde el púlpito de
mi iglesia cada semana cuando enseño la Palabra de Dios. Veo a
través de los rostros de las personas de las que se ha apoderado la
verdad eterna de Dios. Lágrimas corren por sus mejillas. Algunos
apenas si pueden levantar la vista porque están bajo el poder de
convicción del Espíritu Santo. La Palabra de Dios siempre es
efectiva haciendo el trabajo que quiere hacer.

Estoy convencido más allá de toda duda que la Biblia es
inspirada por Dios, sin error alguno en sus enseñanzas, que es
digna de confianza en cuanto a su autoridad, que es
inmensurable en cuanto a su influencia, que es personal en su
aplicación, que transforma vidas con su poder, y que es diversa
en medio de su unidad. Esta realidad me obliga a celebrarla y a
obedecerla. ¿Por qué? Porque la he experimentado.

A partir de hoy, haz una mayor inversión personal en la
Palabra de Dios. Tienes el tiempo — tan sólo establece tus
prioridades. Convierte en la pasión de tu vida descubrir lo que
significa deleitarse en la ley del Señor (Salmos 119:77).
Y la próxima vez que alguien te pregunte, «¿Crees en la
Biblia?» proclama tu confianza en Dios y en el libro que ha escrito
respondiendo, «Me alegra que hayas preguntado . . .» —JM