Al escuchar hablar a algunos cristianos, pensarías que es la
responsabilidad del gobierno hacer avanzar la justicia y
que sea el mayordomo, el defensor, el promotor, y el
protector de la verdad y los valores bíblicos. De hecho, los
cristianos en los EE.UU. —donde vivo— han experimentado un
período inusual de la historia. Hemos tenido un gobierno que,
aunque mayormente dirigido por personas que no son
auténticamente cristianos, se construyó sobre los principios
fundamentales de una herencia bíblica. Pero eso ahora ha
cambiado. De hecho, ayuda recordar que la mayoría de los
cristianos en todas las épocas han vivido bajo sistemas hostiles,
opresivos y paganos. Y con bastante franqueza, a menudo los
cristianos han hecho lo mejor que han podido en esos ambientes.

Dios nunca le asignó al gobierno la tarea de defender la
verdad bíblica. Las Escrituras le asignan al gobierno las
responsabilidades de la seguridad, la estabilidad, la paz, y la
justicia (Romanos 13:1-5; 1 Timoteo 2:2). Damos la impresión
equivocada del mandato bíblico para el gobierno cuando nos
sentimos traicionados porque éste ya no es un defensor de la
verdad y la justicia. El avance y la proclamación de los valores
piadosos se asignan a nuestras vidas, nuestros hogares, y nuestras
iglesias. No tenemos el lujo de esperar que el gobierno nos
ayudará en el proceso.

Durante épocas de regímenes políticos despiadados, los
primeros cristianos asumieron la responsabilidad de defender su
fe bajo una gran presión cultural. Ellos, y no sus gobiernos, fueron
la luz del mundo.

Fue a estos cristianos a quienes Pablo delineó nuestras
responsabilidades hacia el gobierno. Hemos de honrar a aquéllos
en autoridad sobre nosotros, orar por ellos, y pagar nuestros
impuestos. Gracias a Dios, las Escrituras no dicen que hemos de
votar por ellos; pero ya que Dios es quien, en última instancia, los
ha colocado en autoridad, se nos manda darles el debido respeto
(Romanos 13:1-7). Esta perspectiva bíblica reconoce la supervisión
soberana de Dios, realinea nuestras actitudes, y nos dispara para
continuar con el negocio de ser los abanderados que quiere que
seamos. —JS