Cuando estaba creciendo me encantaba ver programas de
juegos en la TV. Mi favorito era aquél en el que la ganadora
iba en una expedición de compras en una tienda de
comestibles y llenaba de comida cuantos carritos podía.

Desde entonces, he aprendido esta verdad: Lo que la comida
es para nuestros cuerpos, la Biblia lo es para nuestras almas. Si
entendiéramos lo que son las Escrituras y lo que hacen por
nosotros, simplemente estaríamos tan entusiasmados como la
concursante del programa de juegos con el carrito de comestibles
frente a ella – esperando emocionados al sonido de la campana.
Uno de mis versículos favoritos, Jeremías 15:16, lo dice de la
mejor manera: «Cuando se presentaban tus palabras, yo las comía;
tus palabras eran para mí el gozo y la alegría de mi corazón.»
Así que, ¿cómo puedes alimentar tu alma con la Palabra de
Dios? He aquí tres maneras:

LÉELA: En cuanto a dónde comenzar, ve al evangelio de Juan.
Léelo despacio. Cada vez que veas la palabra creer, subráyala y
pregúntate: ¿Creer qué? Sé interactivo con cada libro que leas. Y
no lo leas con indiferencia, como si leyeras una revista o una
novela. Dale a la Palabra de Dios el respeto que merece.
HAZ PREGUNTAS RESPECTO A ELLA: He aquí algunos
apuntes que you so. (puede que ya tengas tus propios apuntes).
¿Qué versículos resaltan ante mí? ¿Por qué? ¿Existe algún ejemplo
que deba yo seguir? ¿Existe algún error que deba yo evitar? ¿Existe
algún deber que deba yo cumplir? ¿Existe alguna promesa que yo
pueda reclamar? ¿Existe algún pecado que yo deba confesar?

PLANÉALA: Mantén vigente tu compromiso con la Palabra
de Dios planificando cómo aplicar lo que estás aprendiendo. Toma
notas. Cuando el Espíritu te convenza de algún pecado, confiésalo
y abandónalo. Luego desarrolla un plan para evitar caer en esa
tentación la próxima vez que ésta surja. Los resultados te
asombrarán.

Así que imagina esto — tu carrito de compras está vacío, estás
en la línea, la campana para partir está por sonar. ¿En tus marcas?
Todo el gozo y el deleite que se encuentran en llenar tu vida con
la Palabra de Dios están esperando por ti. ¿Listo? ¡Fuera! —JM