Las separaciones en las iglesias generalmente son asuntos
feos y dolorosos. La mayor parte del tiempo, las personas
quedan heridas o decepcionadas. Las acusaciones se lanzan
de un lado a otro como granadas. Y las personas se atrincheran
en sus posiciones.

He tenido la triste experiencia de presenciar unos cuantos
de estos cismas, y he observado que muchos fueron dirigidos por
personas que simplemente eran rotundamente egoístas. Había una
negativa a cooperar y a llevarse bien con los demás. Las personas
inventaron algunas razones que sonaban bien para indignarse
y hacer lo que quisieran. Podemos hacerlo sonar tan positivo y
espiritual, cuando en realidad simplemente no queremos pagar el
precio para la unidad — demostrando lo que realmente significa
seguir a Jesús.

Jesús no nos llama a una existencia feliz y cómoda. No
siempre es fácil seguirlo — pero sin duda nos costará algo. Al
estudiar la idea del discipulado en el Nuevo Testamento, es
interesante notar que siempre que Jesús llamaba a las personas
hacia otro nivel de compromiso, la multitud se hacía más pequeña.
Las personas idearían una razón para dar un paso atrás.
Sencillamente es algo tan cierto hoy como lo fue durante
la época en que Jesús caminó sobre la tierra. Todos tendemos a
querer un cristianismo que nos confirme al instante (Ya sabes — la
clase de cristianismo que nos hace sentir bien y que no requiere
demasiado de nosotros). Lucho esta batalla como todos los demás.
Cuando Jesús me llama a dar otro paso lejos de mi área de
comodidad para demostrar compromiso, estoy tentado a
racionalizar por qué no tengo que hacerlo.

En vez de ello, nuestra respuesta debe ser como la que Pedro
dio en Juan 6:68-69. Jesús les había preguntado a Sus discípulos si
darían el siguiente paso de compromiso y se quedarían con Él. ¿O
saldrían disparados con aquéllos que no creían verdaderamente?
Pedro habló a nombre de todos ellos cuando dijo, en efecto, «Señor,
no iremos a ninguna parte. ¡Estamos comprometidos contigo!» ¡Qué
ilustración de lo que significa seguir a Jesús!

Seguir a Jesús significa pagar el precio, y ese precio es cada
vez mayor. Él nos lleva a niveles más profundos de compromiso
y cada vez hay un costo que pagar. Así que, cuando venga el
momento de hacer lo que es difícil — pero correcto, no lo dejes
para más tarde. Da el siguiente paso y confía en Jesús. —CWL