En cada uno de nuestros corazones hay una inclinación a
divagar espiritualmente. Algunas veces Dios necesita
penetrar, zarandearnos o despertarnos, y volver a atraernos
hacia Él. El profeta Jonás podría testificar que Dios hará cualquier
cosa con tal de captar nuestra atención total y absoluta.
El fugitivo Jonás pensó que podía superar a Dios. Estaba tan
confiado en su plan que se quedó totalmente dormido a bordo de
un barco que iba en dirección opuesta a la del llamado de Dios.
Pero Dios mandó un feroz tormenta y los marineros sabían que

Jonás era la razón, por cuanto él había dicho, «sé que por mi causa
ha venido esta gran tempestad sobre vosotros» (Jonás 1:12). Tú
sabes lo que sucedió después. Lo arrojaron por la borda «y el mar
cesó en su furia» (v.15).

Dios buscaba la atención de Jonás — ¡y la obtuvo! Primero la
tormenta comenzó a rugir y luego «el SEÑOR dispuso un gran
pez que se tragara a Jonás »(v.17). Dios siempre sabe qué hacer en
cuanto a buscar maneras para captar nuestra atención.

La palabra dispuso demuestra que Dios tiene un plan y un
propósito para cada persona. Él designa los tiempos y las
estaciones de tu vida. Aunque ciertamente somos libres de elegir,
Dios, ya conociendo las elecciones que haremos, ha designado
cosas específicas para lograr nuestra atención. Así que por la
soberanía de Dios, ese pez nadó hacia la superficie del agua en el
preciso momento en que Jonás era echado por la borda, ¡e hizo la
pesca perfecta!

En el plan de Dios, nada fue demasiado radical para captar la
atención de Jonás. Primero de manera suave, luego de manera
agresiva, y siempre sin cesar, Dios quiere tu atención y está
dispuesto a hacer algunas cosas bastante extremas para captarla.
Dios preferiría verte en cualquier lugar — en el hospital, en
algún tribunal, en alguna circunstancia dolorosa de la vida — que
verte deambulando lejos de Su voluntad. Así de grande es Su
amor por ti.

¿Ha designado Dios algunas cosas duras en tu vida en este
momento? Mira con mayor atención. ¿Estás huyendo de aquello
que percibes que sea Su voluntad, o estás corriendo hacia ello?
¿Sientes como que las aguas están picándose? ¿Estás comenzando
a preguntarte si te van a echar por la borda? ¿Ha captado el Señor
tu atención total y absoluta? Si no es así, muy pronto la
conseguirá? —JM