Se denomina «líderes innovadores» a las personas que ascienden en la escalera de la influencia y el éxito. Lucas 3 menciona siete líderes destacados que controlaban la sociedad de su época. El emperador romano Tiberio César ejercía el poder sobre la vida y la muerte de las personas de su vasto imperio. Poncio Pilato representaba a Roma como gobernador en Judea; mientras que Herodes, Felipe y Lisanias comandaban la región. Anás y Caifás eran sumos sacerdotes, y tomaban seriamente su autoridad religiosa.
Mientras estos agentes del poder actuaban autoritariamente, «vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto» (v. 2). ¿Quién podía parecer menos importante que este extraño hombre que vivía en el desierto y escuchaba la voz de Dios? ¿Qué podría lograr Juan el Bautista «predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados» (v. 3)? Sin embargo, multitudes acudían a él buscando la verdad, dejando sus maldades y preguntándose si era el Mesías (vv. 7, 15). Juan les dijo: «… viene uno más poderoso que yo […]; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego» (v. 16).
La vida de Juan nos ayuda a entender qué significa ser importante a los ojos de Dios. Como en su caso, que todo lo que digamos y hagamos guíe a otros a Cristo.