¿Qué tiene de especial el 4 de septiembre? Quizá sea tu cumpleaños o algún aniversario. Eso lo haría especial. O tal vez podrías celebrar las efemérides de esta jornada. Por ejemplo, en el año 476, cayó Roma, lo cual marcó el comienzo de la Edad Media. O esto: en 1882, Tomás Edison puso en funcionamiento la primera central eléctrica de la historia. O si te gusta la política: en 1970, Salvador Allende fue elegido presidente de Chile con un margen muy estrecho de votos.
Pero ¿qué pasaría si ninguna de estas cosas pareciera tornar tu 4 de septiembre en algo especial? Prueba con esto:
Hoy Dios te da una nueva oportunidad de alabarlo. El Salmo 118:24 declara: «Este es el día que hizo el Señor; nos gozaremos y alegraremos en él».
Hoy Dios provee para ti y quiere que confíes en Él. «El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy» (Lucas 11:3).
Hoy Dios quiere hablarte a través de su Palabra. Los creyentes de Berea «[escudriñaban] cada día las Escrituras» (Hechos 17:11).
Hoy Dios desea renovar tu ser interior. «… nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día» (2 Corintios 4:16).
Con Dios como nuestro guía, el 4 de septiembre (y todos los demás días) puede ser especial.