Algunas veces me pregunto por qué se me recordará cuando
muera. ¿Qué se grabará en mi epitafio? Mirando hacia atrás
en mi vida, me doy cuenta que no hay mucho de qué
alardear. No hay grandes logros ni hazañas trascendentales. Tan
sólo soy una persona promedio que se esfuerza mucho por hacer
lo mejor que pueda a pesar de su debilidad y sus fallas. Si hay
algo de qué alardear, alardearé de la gracia que Dios me ha
mostrado con tanta generosidad.

Una de mis canciones cristianas favoritas es «In Heaven’s
Eyes» («En los ojos del cielo»). Hay una estrofa en la canción que
dice así:
Ésta era una vida sin distinciones,
Sin éxitos, sólo intentos.
Pero en la mirada a este feo,
Había amor en los ojos del cielo.
Siendo una persona que trata pero que no siempre sobresale,
me identifico con esa canción. Cuando leo 2 Corintios 12, siempre
da consuelo saber que Pablo luchó con su debilidad tal y como
yo lucho con la mía. «Para evitar que me volviera presumido por estas
sublimes revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un
mensajero de Satanás, para que me atormentara. Tres veces le rogué al Señor
que me la quitara» (vv.7-8). Pablo tenía una debilidad que Dios no
quitó a pesar de sus oraciones.

Algunas veces, cuando estoy pasando por problemas, desearía
que éstos simplemente desaparecieran. Al igual que Pablo, oro
fervientemente, rogándole a Dios para que elimine la prueba. Al
final, los problemas no se van pero se me da la gracia para tratar
con la situación. Como resultado de ello, puedo ver la mano de
Dios obrando, cuando me asegura, «Te basta mi gracia, pues mi
poder se perfecciona en la debilidad» (v.9). Y pienso en el
significado hebreo de mi nombre, Joanna. Es «Dios tiene gracia.»
¿Estás luchando con algún problema que amenaza con
abrumarte? ¿Te sientes insuficiente o que no estás a la altura?
Llévaselo a Dios y Él obrará un milagro de gracia para ti. —JL