Ahora que tengo más de 60 años, pienso en los sabios líderes espirituales que impactaron positivamente en mi vida. En el seminario bíblico, Dios utilizó a mi profesor del Antiguo Testamento para hacer que su Palabra cobrara vida. El profesor de griego aplicaba implacablemente sus elevados estándares para incitarme a estudiar el Nuevo Testamento. Y el pastor principal de la primera iglesia donde tuve un ministerio me pastoreó para que desarrollara ministerios vitales que ayudaran a otros a crecer espiritualmente. Cada uno me animó de diferentes maneras.
El rey Salomón señaló sabiamente algunas formas en que los líderes espirituales pueden ayudarnos a crecer: «Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor» (Eclesiastés 12:11). Algunos maestros nos aguijonean; otros construyen estructuras espirituales sólidas en nuestra vida. Y otros, como pastores dedicados, tienen su oído atento para escucharnos cuando sufrimos.
El buen Pastor ha dado a los líderes diversos dones: de exhortación, de enseñanza y de pastoreo. No obstante, seamos líderes o novatos, Él desea que sigamos teniendo un corazón humilde y que amemos a los demás. ¡Qué privilegio ser guiados y utilizados por nuestro Pastor para alentar a otros en su andar con Él!