Algunas veces el dinero causa un tremendo sufrimiento. Nos molesta. Nos hace felices. Nos entristece. Nos hace sentirnos cómodos. Nos pone nerviosos. Nos ayuda a relajarnos.  Sí, pasamos por todo el espectro de emociones cuando se trata de efectivo. Por ejemplo, ¿no te molesta cuando un fenómeno de 18 años exige millones de dólares de algún equipo de la NBA (la Asociación Nacional de Básquetbol de los EE.UU.) sólo para jugar básquetbol? Pero, ¿no te hace feliz cuando alguien desliza un billete de $20 en tu tarjeta de cumpleaños?

¿No te entristece cuando tus amigos tienen suficiente dinero para comprarse cosas que te gustaría tener pero que no puede darte el lujo de adquirir? ¿Y no te hace sentir bien cuando has ahorrado lo suficiente para un iPod realmente formidable y lo escuchas por primera vez?

No te pone nervioso cuando el pago de la cuota de tu automóvil se ha vencido y todo lo que tienes en tu cuenta es $5.76? ¿No te ayuda a relajarte cuando no quieres cocinar y tienes suficiente plata como para ir a cenar al restaurante de carne Outback Steakhouse?

Parece que el dinero a menudo tiene el control de nuestras vidas — ya sea que tengamos más que suficiente o no tengamos lo suficiente. Piensa en estas tres preguntas: ¿Pasas más tiempo yend detrás del dinero que desarrollando relaciones? ¿Dejas que tu situación financiera dicte si eres feliz o no? ¿Te gusta mostrarles a los demás cuánto dinero tienes o lo que éste te ha comprado? ¿Te es difícil soltar dinero que va hacia los demás — como por ejemplo la iglesia o las instituciones de beneficencia?

Tal vez el problema es nuestra incapacidad para entender una de las declaraciones más poderosas de Nuevo Testamento: «Más bienaventurado es dar que recibir». Esta cita nos puede dar una noción correcta del dinero. Puede recordarnos que usarlo para los demás conllevará mayor bendición que usarlo para nosotros mismos. Puede recordarnos que debemos centrarnos en ayudar a aquéllos que no tienen lo suficiente en vez de codiciar lo que los demás tienen. Y puede recordarnos que la riqueza acumulada no puede ser la llave para la felicidad —ya que la bendición (la felicidad) proviene de darlo.

¿Estás buscando la verdadera libertad monetaria? Muestra el dinero — y luego ayuda generosamente a los demás con él.  —JDB