En su batalla contra el cáncer, Steve Jobs, cofundador de la compañía Apple, declaró: «Recordar que pronto estaré muerto es la herramienta más valiosa que he descubierto para ayudarme a tomar las decisiones importantes de la vida. Las expectativas externas, el orgullo, el temor al ridículo o al fracaso y prácticamente todo lo demás se desvanece al enfrentar la muerte, y da lugar a lo que en verdad importa». Su sufrimiento influyó en sus decisiones.
En cambio, el apóstol Pedro quería motivar a sus lectores para que utilizaran su sufrimiento para beneficio eterno. Y deseaba que el padecimiento y la muerte de Jesús los inspiraran a aceptar el conflicto y la persecución espiritual que enfrentarían al testificar de Él. Dicho sufrimiento sería la norma porque amaban al Señor, y los motivaría a abandonar las pasiones pecaminosas y a obedecer la voluntad de Dios (1 Pedro 4:1-2). Para que sus vidas tuvieran resultados eternos, debían rechazar con firmeza los placeres efímeros y entregarse por completo a lo que le agradaba al Señor.
Recordar que Cristo sufrió y murió para perdonar nuestros pecados es la motivación más importante para tomar decisiones que honren a Dios y que cuenten para la eternidad.