Según los investigadores, si escribes la palabra sexoen cualquier buscador de Internet, recibirás más de 72 millones de páginas de sitios en la red.
Si miraras cada una de estas páginas por un minuto, y lo hicieras durante 24 horas al día, 7 días a la semana, y por 365 días al año, ¡te tomaría más de 137 años visitar todos los sitios! Está claro que las personas tienen pasión por este tema.
Y Dios también. Según la Palabra de Dios, Él creó el sexo por tres razones básicas:
• para proclamar una verdad espiritual;
• para brindar placer mutuo al esposo y a la esposa;
• para procrear hijos.
Dios nos dio el sexo como un maravilloso regalo. Fue diseñado para ser una expresión física de unidad espiritual entre un esposo y su esposa.
El sexo, según las normas de Dios, no es sucio ni asqueroso. Sin embargo, cuando sacamos al sexo de sus propósitos originales, siempre encontraremos algún tipo de abuso.
¿Cómo podemos comenzar a redimirlo y restaurarlo a sus propósitos originales? Pues comenzamos por desarrollar una visión saludable del sexo. Pablo escribió a Timoteo: «Porque todo lo creado por Dios es bueno y nada se debe rechazar si se recibe con acción de gracias; porque es santificado mediante la palabra de Dios y la oración» (1 Timoteo 4:4).
En 1 Corintios 6:19-20, vemos que el sexo está diseñado para glorificar a Dios. Pablo llamó a los corintios a una vida de pureza. Como cristiano, has de evitar todo pecado sexual (con alguien con quien no estés casado, con alguien de tu mismo sexo) y el uso de la pornografía.
Igual que los creyentes en Corinto, tú y yo hemos sido comprados con la sangre de Jesús. Ya no tenemos autoridad sobre nuestro propio cuerpo. Por tanto, debemos hacer con él lo que el Dueño dice.
Señor, danos el valor para redimir el santo y poderoso regalo del sexoexpresando y practicando la verdad.—MW