Después de un tornado devastador, un hombre estaba parado afuera mirando lo que había quedado de su casa. Dispersos entre los escombros, estaban las joyas de su esposa y sus valiosos objetos de colección, pero no tenía intención de entrar al inestable edificio para buscarlos. «No vale la pena morir por eso», declaró.
En tiempos de crisis, nuestra percepción de lo que realmente vale en la vida suele ubicarse en la perspectiva correcta.
En el Salmo 90, que registra una oración de Moisés, este hombre de Dios observa la vida desde el principio hasta el fin. Ante la brevedad de la vida (vv. 4-6) y la comprensión del justo furor divino (vv. 7-11), le ruega a Dios que le dé entendimiento: «Enséñanos a entender la brevedad de la vida, para que crezcamos en sabiduría» (v. 12 ntv).
Moisés continúa el salmo apelando al amor del Señor: «… aplácate para con tus siervos. De mañana sácianos de tu misericordia…» (vv. 13-14). Y concluye orando por el futuro: «Sea la luz del Señor nuestro Dios sobre nosotros, y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros» (v. 17).
Nuestros días contados y la brevedad de la vida nos invitan a abrazar el amor eterno de Dios, y como Moisés, a enfocarnos en las cosas más importantes.