La historia de Dori comenzó en circunstancias que parecían imposibles. Su padre, Beni, sufrió daño cerebral cuando bebé y nunca progresó más allá de la capacidad de un niño de once años. Su madre, Lika, era sordomuda. Los padres de Beni y Lika arreglaron la boda de ambos, y la madre de Beni decidió que deberían tener un bebé. Los miembros de la familia trataron de disuadirla, pero ella insistió en que la pareja podía tener un bebé saludable. En febrero de 1985, ella demostró que tenía razón. Lika dio a luz a una bebé perfecta.
Debido a las limitaciones de sus padres, Dori fue criada básicamente por su abuela. «La abuela me crió para ser la mejor, y para hacer lo mejor que pudiera, porque provenía de lo más mínimo» —dice Dori.
Los niños en la escuela se burlaban de Dori debido a sus padres, así que ella tenía muy pocos amigos. Pero su vida dio un giro dramático a la edad de trece años. Unas damas de los Estados Unidos vinieron de visita a su ciudad en Albania para realizar un campamento bíblico para niños, y Dori aprendió acerca de Jesús. «Estaba tan feliz por saber acerca de Jesús y saber que Él me amaba» — exclama Dori. Su abuela también llegó a conocer a Jesús ese verano. «La abuela estaba muy sorprendida de conocer a un Dios amoroso» —dice Dori—. «El amor de Dios simplemente arrasó con ella.»
Dori ve su vida como una serie de milagros: Dios guardó la vida de su padre y los unió a sus padres, conoció a unas damas que le contaron acerca de Jesús y la llevaron a tener fe en Dios; la protección de Dios durante la guerra civil en Albania; Dios proveyó los padres perfectos para acogerla y le proveyó de una generosa familia que está pagando su educación en una universidad cristiana.
Si Dori está profundamente agradecida por estos eventos extraordinarios, también está igualmente entusiasmada en cuanto a la nueva fase de su vida. Ella describe su fe como que «está tomando una forma diferente, más bíblica, más racional. Poner en práctica principios bíblicos cambia a una persona de maneras que son diferentes a los milagros —dice ella. Los milagros son para situaciones específicas, pero la Biblia es para todo lo demás.»
Algunas veces, cuando queremos un milagro, en realidad sólo necesitamos la Palabra de Dios. —JAL