mi no me gustan las novelas. Puede que lea una al año. Y aun así, elegiría un relato ficticio que se relacionara con la realidad, como La cabaña del tío Tom, de Harriet Beecher Stowe, la cual revela los horrores de la esclavitud en Estados Unidos en el siglo XIX. No puedo soportar las «novelas históricas» en las que el autor deliberadamente ofrece una historia que claramente se opone a los hechos que se conocen acerca de alguna persona o evento históricamente significativos, o que simplemente los ignora.
De hecho, la palabra novelaen sí se ha convertido en un término equivocado. Viene del término en latín para «nuevo». Así que podemos decir que una teoría o una idea es una «novela», no porque sea algo ficticio, sino porque es nuevo. Comúnmente, a los estatutos romanos que reemplazaban a los anteriores se les llamaba «novelas».
Hoy en día, una novela es una historia creada en la imaginación del escritor. Sin embargo, en esta era postmoderna, parece que la distinción entre la verdad y la ficción está terriblemente borrosa, y al diablo le encanta. El padre de mentira se deleita cuando las personas pierden la capacidad para hacer juiciossanos acerca de lo que es verdad y lo que es falso.
La novela de Dan Brown, exitosa, titulada El Código Da Vinci,ha zarandeado la fe de algunos creyentes de la Biblia. Ellos creen que el autor ha descubierto «hechos» secretos acerca de Jesús y de la fiabilidad del Nuevo Testamento que se oponen a los principios históricos de la Iglesia. De hecho, no es así. (Véase el librito de RBC titulado El código Da Vinci: Separemos los hechos de la ficción.) Brown hábilmente enfrentó al cristianismo y su importancia ante millones de personas para vender libros y hacerse rico.
Por supuesto, este cuestionamiento de la verdad establecida no es algo nuevo. Eso es exactamente lo que Satanás hizo en el huerto del Edén. Ofreció una «nueva verdad» para cuestionar la fiabilidad de la Palabra de Dios ante Adán y Eva. Pero la novela de Satanás en realidad no era nada más que la torcedura de la verdad con un propósito maligno.
Los seguidores de Jesús necesitan entender que Satanás seguirá desafiando la verdad hasta que sea finalmente desterrado por el Salvador (Juan 8:44). Y usará todo medio que tenga a disposición, incluyendo motivar a personas para que ofrezcan falsos «evangelios» como si fueran la verdad. —DO