Puede que en esta temporada navideña te encuentres haciendo muchas preguntas, tales como: ¿Por qué no han sacado un nuevo dibujo animado navideño en décadas? (Francamente, Frosty, el hombre de nieve, y una Navidad con Charlie Brown son tan antiguos como, bueno, Rodolfo el reno de la nariz roja.) O, ¿cuál es el propósito de volver a comprar regalos, además de impulsar la economía?

En el preludio a la historia de la Navidad, había dos personas también haciendo preguntas. Sus inquietudes eran más serias que las arriba mencionadas y revelaban mucho acerca de los que hacían dichas peticiones.

La pregunta de Zacarías:«¿Cómo podré saber esto?» (Lucas 1:18). A primera vista, esta pregunta parece apropiada porque el anciano sacerdote acababa de recibir la noticia de que él y su igualmente veterana esposa estaban por tener su primer hijo.

Pero el ángel Gabriel notó la cubierta de duda que venía con la pregunta del hombre. Zaquito estaba cuestionando la verdad de la revelación de Dios. Se le dijo al anciano sacerdote que quedaría mudo, «no podrás hablar» (v.20), debido a su falta de fe (similar a la generación que buscaba una señal, la cual Jesús denunció en 11:29). El silencio finalmente se rompió cuando Zacarías siguió las instrucciones de Dios y dijo a sus familiares y amigos que el nombre de su hijo sería Juan. Luego realmente se desató, ¡alabando a Dios con un constante torrente de palabras! (1:64).

La pregunta de María:«¿Cómo será esto?» Esta inquietud fue decididamente diferente a la de Zacarías. María no la hizo dudando, ¡sino maravillada! María estaba asombrada de haber sido elegida para concebir al Mesías, a Jesús, el Hijo de Dios. Más tarde, su fe fue celebrada por Elisabet, la esposa de Zacarías (v.45).

María dijo al ángel Gabriel: «Hágase conmigo conforme a tu palabra». No podía haber dicho «¡Creo!» de una mejor manera. Más tarde, María —al igual que Zacarías— derramó su alabanza a Dios (vv. 46-56). En su cántico se regocijaba en lo que Dios había hecho a través de los siglos.

Dos personas. Una dudó y la otra creyó. Dios te está llamando a confiar en Él hoy, a dondequiera que Él te lleve. ¿Cuál de los dos ejemplos imitarás?  —TF