Hace poco, mi esposa estaba trabajando en casa con su computadora portátil, cuando, de pronto, notó que la batería estaba baja y que estaba a punto de apagarse. Sin embargo, seguía conectada a la corriente eléctrica, así que, no tendría que haber estado usando la batería. Al revisar el cable hasta la extensión, ¡finalmente se dio cuenta de que esta última estaba conectada en sí misma en vez de estar enchufada en el tomacorriente de la pared! Me miró desconcertada y dijo: «En alguna parte de esto hay material para un devocional».
Tal como ella dijo, eso me recordó un pasaje de las Escrituras sobre el poder de Dios: Isaías 40:27-31. El profeta identifica la verdadera e inagotable Fuente de fortaleza de donde debemos obtener la nuestra: «El Dios eterno, el Señor, el creador de los confines de la tierra» (v. 28 lbla). Después, les habla a aquellos que están quedándose sin fuerzas y los anima a esperar en el Señor para que se recuperen (vv. 29-31).
Jesús dijo que nosotros éramos como ramas que permanecían adheridas a Él, la Vid (Juan 15:4-5). Esto es un paralelismo de la poderosa conclusión de Isaías, donde se promete que los que permanecen conectados a Dios, «correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán» (Isaías 40:31).
Cuando nos sintamos cansados y afligidos, debemos enchufarnos a la verdadera Fuente de poder y de vida.