Patty Toland y su equipo se habían preparado durante meses para un «campamento de persecución». ¿Su objetivo? Permitir que algunos compañeros creyentes en Venezuela experimentaran lo que es ministrar bajo circunstancias opresivas.
Durante la noche, los campistas fueron obligados a punta de pistola (es decir, pistola de agua) a salir de la cama y pararse contra una pared. Se confiscaron las Biblias y otros materiales. Un pastor «andrajoso» contó a los campistas acerca de su «persecución» durante una sesión al día siguiente. Estas actividades causaron una enorme impresión en los asistentes.
Luego, en la medianoche del último día, cinco personas entraron usando pasamontañas negros, portando cuchillos y armas automáticas. Les ordenaron a todos que se echaran en el suelo. Patty se quedó de pie y les sonrió, pensando que los convincentes asaltantes eran campistas.
Uno de los hombres le volvió a decir a Patty: «¡Échate al piso!» Lo hizo, y el corazón le dio un vuelco. ¡Todo el campamento estaba siendo asaltado! Durante los 45 minutos que duró el robo, los campistas y los entrenadores oraron en silencio. Los ladrones se llevaron muchas pertenencias materiales, pero no les hicieron daño y ni siquiera tocaron a ninguna de las víctimas.
Patty informa que la fe y la determinación de los asistentes fueron fortalecidas por la aterradora experiencia. Su preparación les había servido bien.
En el primer capítulo de Esdras leemos que Dios había preparado a Ciro, rey de Persia, para que permitiera a los israelitas regresar a Jerusalén, y «edifi[cara] la casa del SEÑOR» (v.3). Luego preparó a cierto grupo de personas, «todos aquellos cuyo espíritu Dios había movido» (v.5), para que se dirigieran de vuelta a su tierra natal. Entonces, estas personas se prepararon «a subir para edificar la casa del SEÑOR que está en Jerusalén» (v.5).
Tenemos que alistarnos cuando Dios nos llame a una obra. Pedro escribió: «Estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, pero hacedlo con mansedumbre y reverencia» (1 Pedro 3:15).
Ya sea para construir un muro o una relación con algún incrédulo —lo que sea que Dios haya puesto en tu corazón— es momento de prepararse para ello. La preparación te ayudará a cumplir con el trabajo. —TF