Ed Dobson, pastor de la congregación a la que yo asistía, solía decir que no le gustaba predicar sobre las ofrendas para la iglesia. Como su trabajo anterior exigía que se recolectaran fondos, le desagradaba imponerle a la gente presiones innecesarias. Sin embargo, cuando estaba enseñando 2 Corintios y llegó a los capítulos 8 y 9, no pudo evitar el tema. Lo que más recuerdo de ese mensaje fue la ilustración que utilizó. Puso en el suelo el plato donde se recolectaban las ofrendas, colocó los pies encima y permaneció allí mientras hablaba sobre la importancia de dar todo nuestro ser al Señor, no solo las billeteras.
Esos dos capítulos de la Segunda Epístola de Pablo a los Corintios nos muestran una serie de actitudes y acciones que debemos aplicar cuando ofrendamos a Dios:
• Dar, en primer lugar, nuestro ser al Señor (8:5).
• Dar, recordando el ejemplo del Señor Jesús (8:9).
• Dar conforme a nuestros recursos (8:11-12).
• Dar con entusiasmo y motivados por el amor de Dios (9:2).
• Dar con generosidad, no de mala gana ni presionados por factores externos (9:5-7).
La próxima vez que, con un plato o una bolsa, se recolecten las ofrendas en tu iglesia, imagina que tú mismo te colocas allí. Te ayudará a sobresalir en la gracia de dar (8:7).