¿Te sientes confundido… algo a la deriva? Puede que estés lidiando con los efectos de ser veinteañero. (Si eres adolescente o tienes 30 años o más… bueno… tu confusión debe originarse en algún otro problema.)
Quarterlife Crisis: The Unique Challenges of Life in Your 20s(La crisis del cuarto de vida: Los desafíos únicos del veinteañero), escrito por Alexandra Robbins y Abby Wilner, trata el hecho de que muchas personas se tambalean sin saber qué hacer después de salir de la universidad. Todo el asunto del empleo se convierte en una «crisis del cuarto de vida confusa y desmoralizadora».
Afortunadamente hay esperanza. Alexandra Robbins y Abby Wilner abarcan tres puntos principales en su libro:
• ¿Sin planes en cuanto a alguna carrera? No te preocupes.
• Separa el significado de un empleo de los beneficios extras.
• ¿Asustado y sin idea en cuanto a tu carrera? Eres normal.
Este consejo —proveniente de dos escritoras seculares— suena bastante bueno. Sin embargo, algo que no veo en el libro de Alexandra Robbins y Abby Wilner es la importancia de la vocación.
La vocación originalmente significaba «el llamamiento espiritual». El diccionario Random Housetiene esta definición: «Una función a la que uno es llamado por Dios.»
Me gusta eso. Algunas veces olvidamos que todo trabajo puede glorificar a Dios y que es sagrado a sus ojos. No estoy hablando sólo de las cosas de la iglesia. Estoy hablando de todos los empleos.
David parecía entender esta elevada opinión del trabajo. Al cederle el proyecto de la construcción del templo a su hijo Salomón, le dijo: «Haz la obra.» Al igual que Salomón, tú tienes una tarea. Dios tiene un trabajo para que tú lo hagas. Una vez que hayas determinado cuál es este trabajo, hazlo, «porque el SEÑOR … está contigo» (1 Crónicas 28:20).
Asimismo, al trabajar para Él, Dios «no te fallará» (v.21). Procura llevar a cabo tus responsabilidades laborales con total confianza en la fidelidad y la provisión de Dios.
«Todo voluntario con alguna habilidad estará contigo en toda la obra», le dijo David a Salomón (v.21). ¡Qué oportunidad tan formidable la de ayudar en la construcción del templo!
Dios te ha dado la capacidad de ser hábil en tu trabajo. Deja la confusión atrás y simplemente haz lo mejor que puedas en tu vocación. Es un llamamiento sagrado y un regalo de Dios. —TF