En el libro de James F. Cooper, El último mohicano, conocemos a un personaje llamado David Gamut. Es un cristiano devoto que se deleita en poner música a los salmos y cantarlos sin importar las circunstancias que enfrenta en la vida. Gamut está convencido de que se puede confiar en Dios tanto en las crisis como en los buenos momentos. Vive su vida alabando la soberanía de Dios: su poder, autoridad y control absolutos sobre el mundo.
La Biblia nos habla de otro David, una persona de carne y hueso que conocía bien las circunstancias impredecibles de la vida y a quien le encantaba responderle a Dios con alabanza: el rey David de Israel. Él vio caer al gigante Goliat golpeado por su piedra, fue perseguido por el asesino rey Saúl y observó a la nación israelita unirse bajo su liderazgo. Aun así, en todas esas situaciones, David dedicó tiempo para escribir y cantar salmos de alabanza a su Dios soberano. Por ejemplo, declaró: «El Señor estableció en los cielos su trono, y su reino domina sobre todos» (Salmo 103:19). David comprendía que, en todas las circunstancias, podemos adorar al Señor y darle gracias por su cuidado y soberanía.
¿Qué estás experimentando hoy? ¿Un período de bendiciones o de prueba? Cualquiera que sea la situación, recuerda el ejemplo de David y canta alabanzas a Dios porque Él gobierna nuestra vida.