A Jaime le diagnosticaron problemas cardíacos, y su esposa Rebeca ya no podía cuidarlo bien a él ni tampoco a sí misma. Entonces, empezaron a buscar un hogar donde vivir y que los atendieran. Una de las primeras preguntas de Rebeca al visitar cada hogar era: «¿Hacen la comida en papilla?». Su preocupación era que Jaime tuviera la clase de alimentos adecuados para su problema de deglución. En varios lugares, le contestaron que no; así que, siguió buscando. Por fin, oyó un «sí» en un hogar de cuidado diario cristiano.
Aunque ellos no creían en Jesús y a menudo habían discutido con un vecino creyente sobre Él, Jaime y Rebeca escogieron ese hogar cristiano por la comida hecha papilla. Empezaron a asistir a los cultos en la capilla, escucharon el evangelio y sintieron que los empleados los cuidaban bien. Un día, Jaime aceptó a Cristo como Salvador. Él está convencido de que Dios lo estaba buscando (Juan 6:44) y que usó la comida hecha papilla para que fueran a un hogar cristiano, donde los hijos de Dios los trataron bien y ellos escucharon sobre el perdón que Cristo ofrece.
La conversión es obra de Dios. En su amor, el Señor atrae a las personas para que acudan a Él. Emplea las circunstancias, su Palabra, personas e, incluso, comida hecha papilla para llegar a los corazones. Anímate a testificar de Cristo. Él utilizará tus palabras y acciones para buscar a aquellos que necesitan al Señor.