¿Alguna vez sientes que eres demasiado pequeño y débil como para marcar una diferencia en el mundo que te rodea? Seguro que Billy Graham puede hacerlo, ¿pero yo? Yo sólo soy una persona con un problema de acné y un coeficiente de inteligencia promedio.

Pero Dios no nos ve así. Él nos eligió antes de la creación del mundo para que fuéramos sus hijos e hijas. Y nos da el poder que necesitamos para hacer su voluntad. En 2 Corintios 12:9-10 leemos: «Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.… Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.»

Dios usa a personas ordinarias como tú y como yo para hacer hazañas extraordinarias para sus propósitos. Primera de Samuel 16 cuenta la historia de la elección del rey de Israel. «Y aconteció que cuando ellos entraron, vio a Eliab, y se dijo: Ciertamente el ungido del SEÑOR está delante de Él. Pero el SEÑOR dijo a Samuel: No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura, porque lo he desechado; pues Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el SEÑOR mira el corazón» (vv.6-7).

Luego de que Isaí hubiese hecho pasar a siete de sus hijos delante del profeta, Samuel dijo: «El SEÑOR no ha escogido a éstos.… ¿Son éstos todos tus hijos?» Fue entonces cuando se mandó llamar al joven pastor de nombre David. Cuando éste fue presentado, el Señor dijo: «Levántate, úngele; porque éste es» (vv.10-12). ¡Un muchacho!

Dios puede usarte y lo hará, si estás dispuesto. El que hagas una contribución importante al plan de Dios no depende de tu fuerza, sino de la de Él. Tu poder fluye de Dios, el Padre, quien creó el universo; de Jesús, el Hijo, quien conquistó la muerte; y del Espíritu Santo, quien da guía y dirección. A través de su gran poder, ¡no hay nada que Él no pueda hacer a través de ti!
—Caitlin Williams
Escrito por una amiga lectora de Nuestro Andar Diario