Un artículo en el periódico The New York Timesinformó que el plagio está aumentando entre los estudiantes en los Estados Unidos. En un estudio llevado a cabo en 23 campus de universidades, 38% de los estudiantes universitarios dijo que se había involucrado en el plagio de «corta y pega» tomando información de la Internet o de fuentes escritas y usándola en sus trabajos sin citar la fuente. La mitad de los estudiantes que admitieron haber copiado material de esta manera lo consideraban un comportamiento trivial, o no consideraban que habían hecho trampa en absoluto.

Comparado con el fraude empresarial o los crímenes de guerra internacionales, tomar un par de párrafos de un sitio en la red podría parecer algo pequeño. Pero como cristianos, estamos llamados a una norma más elevada de integridad en cada área de la vida, para honra de Dios y para nuestro propio bien.

El pasaje bíblico de hoy compara a una persona íntegra con otra cuyas elecciones se basan estrictamente en el interés personal. La una es deshonesta mientras que la otra es justa (v.1). La una es humilde mientras que la otra es soberbia (v.2). La una se libra siendo veraz mientras que la otra queda atrapada en la práctica del engaño. El versículo 3 lleva ambos estilos de vida a su final lógico y concluye: «La integridad de los rectos los guiará, mas la perversidad de los pérfidos los destruirá.»

Oswald Chambers, autor de En pos de lo supremo, pensaba en mucho más que el plagio cuando les dijo a sus alumnos en el instituto bíblico: «Cuidado de aquello de lo que ustedes digan: “Ah, eso no importa gran cosa.” El hecho de que no sea de gran importancia para ustedes puede significar que sí le importa mucho a Dios. No hay nada que sea un asunto ligero en lo que respecta a un hijo de Dios.»

La integridad es un poderoso rasgo del carácter que se forma a través de pequeñas decisiones diarias. Algunas veces, hacer lo correcto por amor y por obediencia a Dios puede ocasionar una pérdida inmediata de dinero, de condición social o de oportunidad. Pero a la larga, la integridad nos lleva por el camino de la vida y la libertad, adonde Dios quiere que estemos.  —DCM