Cuatro personas (un piloto, un profesor, un pastor y un alpinista) volaban en un pequeño avión cuando los motores se detuvieron. El piloto dijo: «Hay solo tres paracaídas. Como este avión es mío, yo voy a usar uno». Se lo puso y saltó. El profesor dijo: «Soy brillante y el mundo me necesita, así que, yo tomo otro paracaídas»; y saltó.

Entonces, el pastor le dijo al alpinista: «No quiero ser egoísta, así que, toma el último paracaídas». El alpinista respondió: «Todavía quedan dos, así que, podemos usar uno cada uno. ¡El profesor saltó con mi mochila en vez del paracaídas!». Aunque el profesor pensó que aterrizaría a salvo, su seguridad estaba basada en una equivocación.

Algunas personas tienen una seguridad de salvación basada en una idea equivocada. Creen que asistir a la iglesia, bautizarse o simplemente ser una buena persona hará que merezcan la aprobación de Dios. Pero nuestra manera de pensar es errónea si no está fundamentada en lo que el Señor dice en su Palabra. Dios dice que «todos pecaron» y que somos sus enemigos, pero que por medio de la muerte y la resurrección de su Hijo, podemos arreglar las cosas con Él (Romanos 3:23; 5:8-10). Al poner la fe en lo que Cristo hizo, tenemos paz con Dios (5:1) y seguridad de la vida eterna en el cielo.

¿Lo crees? Está en juego tu eternidad. No confíes en una equivocación, sino coloca tu fe en Cristo.