En el clásico poema de Tennyson, La carga de la Brigada Ligera, las valientes tropas de la caballería que salían a la batalla se describen con la imponente frase: «Hacia el valle de la muerte cabalgan los seiscientos». Estas palabras encierran un sentimiento premonitorio que presentía la tragedia que les aguardaba.

Cuando yo era pastor, a veces experimentaba una sensación de temor cuando iba a los cultos en la iglesia. Ser consciente de las reales o potenciales áreas de conflicto puede fácilmente provocar una gran preocupación. Pero no tiene por qué ser así en una congregación cristiana.

A un joven pastor que luchaba contra las presiones del ministerio, Pablo le escribió: «… desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas» (2 Timoteo 2:23). Esto se aplica tanto a los pastores como a la congregación. Nuestra conducta personal puede ayudar a reducir la fricción en vez de aumentarla con acciones y palabras insensatas. Podemos ser un ejemplo para otros de la manera bíblica de evitar, manejar e, incluso, solucionar conflictos. Los vv. 24-25 nos enseñan a ser amables, pacientes y humildes en nuestra relación con los demás.

Como dice Santiago: «Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz» (Santiago 3:18). Perseguir la meta de ser pacificadores puede reducir la sensación de temor que generan los conflictos.