En el libro Rumors of Another World[Rumores de otro mundo], Philip Yancey contó la historia de la visita de Jesse Jackson a la Universidad del Sur de Mississippi.

En una visita por el campus con el rector de la universidad, Jackson vio a un estudiante de 2,20 m de estatura tomado de la mano de una joven que apenas medía 91 cm. El joven tiernamente la levantó y la besó cuando ella se iba a su siguiente clase. El rector explicó que el estudiante era un jugador estrella de baloncesto. Sus padres habían muerto cuando él era joven, y él baloncesto. Sus padres habían muerto cuando él era joven, y él hizo el voto de cuidar de su hermana. Había recibido muchas ofertas para becas, pero sólo la Universidad del Sur de Mississippi le había ofrecido una para su hermana también.

Jackson fue hacia la estrella de baloncesto, se presentó, y dijo ue apreciaba el hecho de que estuviera cuidando de su hermana. El atleta se encogió de hombros y dijo: «Aquellos de nosotros a quienes Dios hace de 2,20 m de estatura tienen que cuidar de aquellos a quienes hace de 91 cm»

Este jugador de baloncesto dijo palabras celestiales. Siempre ha sido el plan de Dios para los que tienen poder que cuiden delos que son débiles, para los que tienen recursos, que se preocupen por los que no los tienen. Siempre ha sido la manera de Dios que su pueblo se eleve por encima del consenso que permite a las personas aplastar a los más pequeños y triturar a cualquiera que tenga menos capacidad.

En las instrucciones que Dios dio a Israel le recordó que tratara al extranjero como si fuera uno de los suyos, porque lo más probable era que estuviera alejado de su tierra natal debido a la esclavitud o la calamidad. Los extranjeros en una tierra extraña eran por lo general indigentes. Sin apoyo familiar y sin posición alguna dentro de la estructura social, a menudo se los lanzaba a una pobreza espantosa y al exilio social.

En medio de otros mandamientos serios que tratan asuntos graves como la idolatría y la brujería, podríamos estar tentados a prestar mayor atención a mandamientos mucho más importantes. Pero Dios dice: «Cuida de los que nadie más cuida.»

Dios hizo a Israel, un pueblo que todavía se estremecía ante la esclavitud que sufrió en Egipto, un recordatorio que se podría pensar que no necesitaba. «Muestren misericordia —dijo—. Vivan con un corazón generoso.»  —WC