«La gente prefiere creer lo que desearía que fuera verdad y no lo que realmente es.»  Esa es la paráfrasis de una declaración hecha hace unos cuantos siglos por el filósofo inglés Francis Bacon. Si eres como yo, probablemente te estremeces un poquito ante tal observación. N me gusta escuchar las verdades desagradables ni que van en contra de mis opiniones; así que me inclino a rechazarlas.

Nuestra tendencia a creer lo que queremos que sea verdad no es en realidad otra cosa que «autopropaganda». ¿No es interesante que odiemos que otros nos engañen, pero a menudo le damos la bienvenida al autoengaño? Sin embargo, los que seguimos al que se llamó a Sí mismo «la verdad», debemos ajustar cuidadosamente nuestro «filtro de la verdad». Tenemos que estar seguros de basar nuestras creencias y las acciones resultantes en lo que es verdad, sea que nos guste o no.

Recientemente estuve en una reunión en la que un cristiano replanteaba de manera emocional una posición que muchos de nosotros reconocimos como una  propaganda política que se encontraba lejos de la verdad. Estaba yo dirigiendo la deliberación y pude ver que varias personas se encogían. Ellos sabían que la afirmación de dicha persona era un poquito más que una acusación sin base, pero era algo que la mayoría de nosotros queríamos creer que era verdad. Yo tuve ganas de decir: «Todos sabemos que es una declaración infundada, y que no hay lugar a discusión al respecto.» Pero eso habría sido grosero y habría avergonzado al hombre. Sin embargo, una buena porción de lo que quedaba de la sesión se desperdició tan sólo tratando de llevar la deliberación de vuelta a lo que era verdad.

Desafortunadamente, incluso las personas cuya posición general apoyamos (por ejemplo en la política), son algunas veces descuidadas con la verdad. Los seguidores de Jesús tienen que s lo suficientemente sabios como para ver tanto la verdad en la erlo suficientemente sabios como para ver tanto la verdad en lal encuentra en los labios de aquellos a quienes apoyamos y nodejar que nuestra lealtad se determine por lo que deseamos que sea verdad.  —DO