A mis nietos les gusta jugar a un juego de construcción llamado Legos. Esos bloques pequeños y coloridos les despiertan la imaginación para construir fuertes, aviones, casas o cualquier cosa que aparezca en las instrucciones.
Después de vaciar el contenido de la caja en el suelo, empiezan a unir los bloques, pero poco después, les parece que no necesitan consultar más las instrucciones. Al rato, esto los lleva al punto de darse cuenta de que construir según sus instintos da como resultado un final malogrado. Así que, lo desarman y empiezan otra vez… pero entonces, ya tienen una clara idea de la importancia de seguir las instrucciones.
¿Necesitas que las piezas de tu vida se desarmen y vuelvan a ser colocadas en su lugar según las instrucciones de Dios? Si tienes a Jesucristo como cimiento, empieza a seguir el diseño que Él tiene para ti. Pablo escribió: «… cada uno mire cómo sobreedifica…» encima del fundamento (1 Corintios 3:10-11). ¿Qué incluye ese diseño? Valorar a los demás al servirlos con humildad (Filipenses 2:3-4), dar generosamente de nuestros recursos para ayudar a los necesitados (Santiago 2:14-17), responder con amor a quienes nos hayan tratado mal (Romanos 12:14-21). Estas son solo algunas de las piezas que el Señor quiere que unas para construir una vida digna de ser su templo (1 Corintios 3:16).