El libro de Oseas, en el Antiguo Testamento, es la historia del amor fiel de Dios hacia su pueblo infiel. De un modo que nos parece extraño, el Señor le ordenó a Oseas que se casara con una mujer que quebrantaría los votos matrimoniales y lo haría sufrir (Oseas 1:2-3). Después de que ella abandonó al profeta por otro hombre, el Señor le dijo a Oseas que la recibiera de nuevo: un cuadro del «amor del Señor para con los hijos de Israel» (3:1).

Tiempo después, el profeta recibió la orden de comunicarles a los israelitas que, por haberse rebelado contra el Señor, una potencia extranjera los llevaría cautivos. «… en tus pueblos se levantará alboroto, y todas tus fortalezas serán destruidas…» (10:14).

Sin embargo, en medio de su pecado y castigo, la gracia de Dios para con su pueblo nunca se agotaría. En una exhortación llena de bondad, el Señor dijo: «Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar al Señor, hasta que venga y os enseñe justicia» (10:12).

Aunque hayamos «arado impiedad» y segado «iniquidad» (10:13), Dios no deja de amarnos. Cualquiera que sea nuestra situación hoy, podemos volvernos al Señor y encontrar el perdón que nos dará un nuevo comienzo. ¡Su amor nunca falla!