Un conflicto dramático tiene lugar en La Batalla Final, el último libro de la serie de Narnia de C.S. Lewis. Los ejércitos de Rishda Tarkaan han acorralado a los valerosos narnianos, quienes son leales a Aslan, al Gran León. Aslan simboliza a Jesús, pero el Tarkaan sirve de manera incondicional a Tash, un dios falso que representa a Satanás.
La situación parece no tener esperanza para los narnianos. Y, de hecho, no la tiene. Sus esfuerzos heroicos no logran prevalecer. No hay ningún Gandalf el Blanco que arremeta pasando la colina y entre en la batalla. El final de la historia brilla por su ausencia.
¡Pero el final de la batalla no es el final de la historia! Inmediatamente después de sus muertes, los narnianos se encuentran en una fantástica tierra nueva, un mundo en el qu encuentran en una fantástica tierra nueva, un mundo en el que son reunidos con los seres amados que habían perdido hacía mucho tiempo (y hacía poco tiempo), y con el mismo Aslan.
Pronto se embarcan en una aventura imprevista, con descubrimientos indescriptibles y un panorama fresco a cada paso.
De manera similar, el apóstol Pablo sabía que la muerte era sólo el comienzo de la vida. «Lo que tú siembras no llega a tener vida si antes no muere», escribió (1 Corintios 15:36). «Así es también la resurrección de los muertos. Se siembra … un cuerpo natural, se resucita un cuerpo espiritual…» (vv. 42,44).
Cuando a Pablo le pareció que esta vida terrenal no tenía esperanza, su fe en Jesús le dio un consuelo inconmens Mientras esperaba al verdugo escribió confiadamente: «… el tiempo de mi partida ha llegado.… En el futuro me está reservada la corona de justicia» (2 Timoteo 4:6,8).
Esta vida también puede parecer no tener esperanza para nosotros. Pero para aquellos que sirven a Jesús, el último enemigo —la muerte— será vencido (1 Corintios 15:54-57). ¡Esperamos algo muchísimo mejor!
Tal y como lo expresó C. S. Lewis: «Estaban comenzando el primer capítulo de la Gran Historia que nadie ha leído en la tierra la cual continúa para siempre, en la que cada capítulo es mejor que el anterior.» —TG