Existen muchos sermones en el diccionario. Tome, por ejemplo, la palabra conciencia. Está conformada por dos términos fundamentales del latín que significan «junto con» (con) y «conocimiento» (ciencia) o «saber junto con». En la primer forma de la palabra en griego, según como aparece en el Nuevo Testamento, significaba «copercepción». La gente de la antigüedad creía que había dos cosas básicas que la mente percibía: la ley material (o ciencia) y la ley moral (o conciencia).
Es algo profundo cuando pensamos en ello. Dos cosas van juntas en la mente del ser humano: el conocimiento de cómo funciona el mundo material, y la comprensión de cómo se supone que debemos vivir en el mundo material.
Pablo enfatizó esta verdad en su carta a los Romanos: «Porque cuando los gentiles, que no tienen la ley, cumplen por instinto los dictados de la ley, ellos, no teniendo la ley, son una ley para sí mismos, ya que muestran la obra de la ley escrita en sus corazones, su conciencia dando testimonio, y sus pensamientos acusándolos unas veces y otras defendiéndolos(2:14).
A lo largo de los siglos, las sectas y las falsas religiones han buscado cambiar las amarras morales y éticas de nuestra conciencia. La cultura secular ha hecho lo mismo debido a que no reconoce a Dios. Y los grupos paritarios probablemente sean los peores.
Considere cuán a menudo somos tentados a ir con la multitud aun cuando nuestra conciencia nos dice que está mal. Debido a esta gran cantidad de fuerzas contrarias, la mayoría de las personas —jóvenes y viejos— tienen, en alguna forma, una conciencia debilitada. Eso lleva de manera casi inevitable a un comportamiento moral irresponsable, lo cual a su vez estropea nuestras relaciones personales y nos mantiene alejados de Dios.
Entonces, un propósito principal del estudio de la Biblia y de la oración es recibir ayuda del Espíritu Santo para llevar a los creyentes a tener una mente en lo que constituye el comportamiento moral. En la jerga de la informática, eso podría llamarse recargar su disco duro a su programación original. Sin embargo, hasta que todos hayamos hecho eso, necesitamos conservar una sensibilidad encuanto a dónde están las demás personas en el proceso de reeducar su conciencia. —DO