Cuando mi esposo construyó una galería delante de nuestra casa, esperaba que algún día un pájaro hiciera allí su nido. Por eso, dejó una inclinación en la parte superior del poste esquinero. Más tarde, nos reíamos orgullosos cuando veíamos que los petirrojos se esforzaban al máximo para apoderarse del lugar para construir un nuevo hogar. Los montones de hierba en el piso revelaban sus malogrados esfuerzos. Sin embargo, después de dos días de lluvia incesante, vimos que había aparecido un nido en el mismo sitio que considerábamos imposible. Debido a la lluvia, la Sra. Petirrojo pudo hacer un poco de argamasa de barro. Entretejiéndolo con ramitas y hierba, nuestra decidida amiga emplumada se había construido un nido nuevo. Había perseverado.
¡Qué inspiradora es la perseverancia! Tratar de vivir una vida que honre a Cristo en medio de circunstancias difíciles puede frustrarnos y desanimarnos. Pero, cuando dependemos de la ayuda del Señor para atravesar los problemas, recibimos poder para seguir adelante, aun cuando no siempre podamos ver cómo solucionar nuestras dificultades. Gálatas 6:9 nos insta a que «no nos cansemos, pues, de hacer bien» y a que no nos rindamos.
¿Está Dios utilizando en tu vida un desafío aparentemente insuperable para producir perseverancia? Permítele que, a través de esa prueba, fortalezca tu carácter y, como consecuencia, aumente tu esperanza (Romanos 5:3-4).