Los visitantes al museo militar en Estambul pueden escuchar algo de la primera música militar del mundo. Los otomanos afirman haber sido los primeros en enviar tropas a la guerra acompañados de músicos. Sin embargo, la Biblia dice que los israelitas usaban música en las batallas miles de años antes.
Amenazados por dos vastos ejércitos, el rey Josafat reconoció que los israelitas no podían hacer nada para defenderse, así que oró al Señor: «No sabemos qué hacer; pero nuestros ojos están vueltos hacia ti» (2 Crónicas 20:12).
Por razones que la Biblia no nos dice, la respuesta de Dios no le vino al rey que hizo la oración sino a un levita y descendiente del salmista Asaf, quien recibió el mensaje de Dios para el rey: «No temáis, ni os acobardéis delante de esta gran multitud, porque la batalla no es vuestra, sino de Dios» (v.15).
Luego de oír el mensaje, Josafat respondió de dos maneras. Primero adoró (v.18). ¡Luego designó cantores de adoración par que dirigieran al ejército a la batalla! (v.21).
En algunas situaciones de hoy, la música es fuente de conflicto. Sin embargo, del antiguo Israel aprendemos el plan de Dios de usarla para lograr la paz. A diferencia de las naciones q usan la música para infundir en los soldados la confianza en sí mismos, los israelitas usaban la música para exaltar su confianza en Dios.
La conexión entre la alabanza y la victoria es inequívoca. Cuando los músicos alabaron a Dios por el esplendor de santidad, el Señor ganó la batalla por ellos tendiendo emboscadas y derrotando a sus enemigos (vv.21-22).
Dios no necesita de nuestra alabanza para lograr sus propósitos. Pero la Biblia pone en claro que tendremos más poder sobre el pecado y sobre Satanás cuando nuestros corazones estén llenos de adoración agradecida por quién es Dios, por lo que ha hecho, y por lo que puede hacer. —JAL